La sociedad competitiva actual nos conduce hacia una actitud posesiva, pretendemos acumular más y más incluso fuera de nuestras capacidades.

Mientras que seamos víctimas del consumismo, del materialismo y de la acumulación de excedencias, esta actitud nos lleva al mismo tiempo a tener un estilo de vida menos saludable.

Cuando aquí hablamos de “trabajar para vivir o vivir para trabajar”, los chinos hablan de “comer para vivir y vivir para comer”. En la actualidad, el acto de la comida se ha trascendido a ser una cultura, a un ritual, a actos sociales, familiares, de negocios e incluso de la diplomacia, y es indiscutible que el saborear y degustar una comida bien hecha es uno de los mayores placeres de la vida, pero no por ello debemos olvidar que, el propósito biológico de comer es alimentar y nutrir nuestros músculos y órganos para que el cuerpo pueda cumplir nuestras actividades diarias.