Eficacia de la acupuntura en el tratamiento del dolor oncológico

La definición del dolor es compleja.

La Asociación Internacional para el estudio del dolor, (International Association of the Study of Pain), lo define como una experiencia sensorial y emocional desagradable asociada o no a una lesión tisular, o que se describe con las manifestaciones propias de tal lesión.

De esta manera, el dolor no es exclusivamente una sensación debida a la estimulación de los receptores del dolor repartidos por el cuerpo, sino que, también implica la existencia de factores emocionales asociados.

El dolor es un síntoma muy frecuente en el paciente oncológico, apareciendo hasta en el 90%de los pacientes con un cáncer terminal

Las principales causas del dolor oncológico son la invasión tumoral de zonas cercanas (estructuras óseas, vasculares, nerviosas, o vísceras), así como los procedimientos diagnósticos y terapéuticos entre los que podemos mencionar las intervenciones quirúrgicas, los efectos secundarios propios de la quimioterapia y/o de la radioterapia.

El dolor oncológico puede ser clasificado de múltiples formas, si bien clásicamente se ha clasificado en tres grandes grupos.

El dolor somático que se produce en la piel o en los tejidos profundos. Suele tratarse de un dolor bien localizado, el dolor visceral que surge tras la invasión de vísceras torácicas, abdominales o pélvicas, y el dolor neuropático que está causado por una lesión en el sistema nervioso.

Asimismo, según su duración, el dolor oncológico puede clasificarse en dolor agudo, de duración inferior a 6 meses, y generalmente de aparición brusca, y el dolor crónico que suele aparecer de forma lenta, y habitualmente tiene una duración superior a los 6 meses.

El tratamiento del dolor oncológico debe incidir en los distintos aspectos del dolor, incluyendo las posibles causas, factores desencadenantes o de alivio, el estado de ánimo, así como el tipo e intensidad del dolor.

La vía de administración recomendada es la vía oral, y en los pacientes con dificultades de deglución se puede recurrir a las formas transdérmicas, y en determinadas circunstancias, la vía intravenosa es la preferente.

La Organización Mundial de la Salud ha establecido diversos escalones en el tratamiento analgésico del dolor asociado a la intensidad del mismo:

Además de los fármacos analgésicos anteriormente descritos, se debe de tener en cuenta el uso combinado de los fármacos coadyuvantes, que en ocasiones resultan esenciales en el manejo del dolor oncológico, como ocurre en el caso del dolor neuropático o de las metástasis óseas.

Entre ellos, podemos citar antidepresivos, anticonvulsivantes, corticoides, ansiolíticos, así como agentes anestésicos.

La severa afectación de la calidad de vida del paciente, añadido a la combinación de los efectos secundarios de la terapia oncológica, sumados a los propios asociados a los tratamientos analgésicos y coadyuvantes más frecuentemente prescritos para el dolor tales como depresión respiratoria, estreñimiento, somnolencia, astenia, sequedad de boca, trastornos del sueño…, entre otros, hace que cada vez con mayor frecuencia, los pacientes afectados recurran a la acupuntura, que ha demostrado en numerosas ocasiones su eficacia de manera segura y en ausencia de efectos secundarios.

El artículo que en esta ocasión revisamos, publicado en la revista Evidence Based and Complementary Medicine goza de un especial interés fundamentalmente debido a su diseño, que evalúa diferentes tipos de dolor oncológico, así como su considerable tamaño muestral.