La importancia de la detoxificación y consejos antes de ponerla en práctica

Cada vez es más habitual oír y hablar de depuración o detoxificación; muchas personas ya lo practican, otras empiezan a probarlo, para algunas es algo imprescindible en su cuidado personal y además los suplementos alimenticios que apoyan esta función se han multiplicado en los dos años recientes, muestra de que cada vez está más claro que considerar la depuración como una herramienta terapéutica de primer nivel es una necesidad y una excelente estrategia. 

Aún así sigue habiendo voces que lo cuestionan aduciendo que eso es algo que el cuerpo hace por sí mismo. Y así es, pero también lo es que hoy en día nuestro organismo ya no puede con la sobrecarga de sustancias nocivas, patógenas y tóxicas que por tantos frentes distintos le llegan.

Los contaminantes ambientales, tanto físicos como químicos, los aditivos alimentarios, las condiciones de producción de muchos alimentos (pesticidas, hormonas, medicamentos), la peor calidad del aire y las aguas, el estrés, la falta adecuada de descanso, el miedo y la tensión emocional, las irregularidades dietéticas, los fármacos, etc., alteran las condiciones internas del cuerpo, causando oxidación, daño en los tejidos (membranas, mucosas…) y cambios en los patrones orgánicos. En los años recientes esto se ha incrementado en las sociedades modernas haciendo que las condiciones de vida sean peores, más exigentes y apenas permitan a los mecanismos adaptativos de nuestra fisiología – mental, física, emocional – recuperarse y reprogramarse para garantizar las funciones necesarias que nuestro cuerpo precisa para limpiarse de todos estos excesos.

Del mismo modo que en casa nos parece adecuado realizar una limpieza general, más profunda y minuciosa que la del día a día, en determinadas épocas del año, ¿Por qué sería diferente para el organismo?

La depuración tiene como principal motivo ayudar a nuestro sistema en esta tarea, liberando la sobrecarga que soportan los emuntorios (los órganos y tejidos que eliminan desechos del medio interno) y favorecer una detoxificación eficaz del cuerpo. Por ello, expulsar toxinas, disminuir la sobrecarga hepática, mejorar el equilibrio ácido-base del organismo, reducir el estrés oxidativo, limpiar el tracto gastrointestinal y depurar la sangre, se convierte en necesario para mejorar la funcionalidad de todo el sistema.

Las mejores épocas para realizar una depuración son los cambios estacionales, en particular en primavera y final de verano, así se ayuda a liberar al cuerpo y a prepararlo para estas estaciones más moderadas. También nos ayuda después de un periodo de gran estrés, épocas de alimentación más desordenada, por consumir medicación o incluso antes de iniciar una dieta de adelgazamiento, por ejemplo.

Existen varios métodos para hacer una detoxificación; como en todo, será el paciente – con su estado previo, sus capacidades, sus objetivos – lo que determinará cuál es la depuración óptima que se debe aplicar. No obstante, si bien el proceso es útil para la gran mayoría de las personas, tiene algunas contraindicaciones:

• En personas muy debilitadas
• En tratamiento activo con quimio/radio
• En patología aguda
• En embarazo y lactancia

Hay otro factor a tener muy en cuenta – sea cual sea el método escogido para realizar esta depuración – y es garantizar un buen apoyo a las diferentes fases de detoxificación hepática. Debemos entender que el hígado es el órgano con una alta tasa metabólica al ser el gran laboratorio del cuerpo, encargado de multitud de funciones: 

• limpia la sangre
• apoya la digestión
• regula el metabolismo de carbohidratos y lípidos
• produce, almacena y transporta sustanciaa
• participa en acciones inmunitarias

Teniendo esto en cuenta podemos entender que los mecanismos mediante los cuales el hígado se limpia a sí mismo y al organismo serán, a su vez, complejos; éstos se estructuran en dos fases complementarias:

• Fase I
  En ella se transforman los productos tóxicos para que tengan las cualidades óptimas que necesita la fase II: ahora, éstos son aún más activos y, por tanto, potencialmente peligrosos si no son desactivados en los siguientes pasos. Además, durante la fase I se produce una gran cantidad de radicales libres, que tendrán que ser neutralizados.
• Fase II
  Aquí tienen lugar diferentes reacciones que convierten esos metabolitos activos resultantes de la fase previa en un tipo de sustancias menos tóxicas, más solubles y más fácilmente eliminables por orina, heces o sudor. La presencia de los cofactores necesarios para promover dichas reacciones será imprescindible para una fase II adecuada.

Por tanto, es importante que siempre incluyamos un producto que favorezca y apoye estas fases, pues facilitará la eficacia y eficiencia de las distintas funciones implicadas, mejorando además la seguridad en el proceso.

Otra consideración fundamental es garantizar una óptima hidratación, aumentar el consumo de antioxidantes y a ser posible, realizar una limpieza intestinal (enema, hidroterapia) al finalizar para arrastrar los posibles restos que hayan quedado en el tracto intestinal.

Autora: Prof. Beatriz Daza
Clínica MEDIZEN
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