Eficacia del tratamiento con craneopuntura en la rehabilitación de pacientes posterior a un ictus

Bajo el término Ictus se engloban todas las patologías o enfermedades cerebrovasculares (ECV) debidas a la interrupción, momentánea o definitiva, del riego sanguíneo a alguna parte del cerebro, que aparecen de forma repentina.El ictus es una enfermedad grave, cuyas complicaciones pueden distorsionar de manera permanente la vida del paciente y de su entorno.

Parte importante del tratamiento es la rehabilitación.En los últimos años, han sido publicados diversos estudios que constatan la eficacia del tratamiento estándar combinado de con acupuntura, frente al tratamiento único.

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Cuando el flujo sanguíneo deja de alcanzar alguna zona del cerebro, pueden alterarse las funciones de dicha zona, de manera transitoria si se ha recuperado el riego (AIT o ataque isquémico transitorio, sin producir infarto); o de manera definitiva, si el flujo se ha detenido durante un tiempo importante y las células del cerebro han quedado dañadas.

El ictus ha llegado a considerarse una de las principales causas de muerte en los países desarrollados. La enfermedad cerebrovascular es la tercera causa de muerte en adultos después de la cardiopatía isquémica y el cáncer, según la OMS. La enfermedad cerebrovascular está asociada, principalmente, a edad, sexo, y antecedentes familiares, aunque sus principales amenazas son la hipertensión arterial, la diabetes, la hipercolesterolemia, el tabaco y algunas arritmias.

En general, los ictus deben ser tratados en menos de tres horas para un buen pronóstico. Para ello, en los ictus isquémicos, es frecuente la administración de fármacos (ácido acetilsalicílico, principalmente) medicamentos que disuelvan el trombo y recuperar el flujo sanguíneo. En los últimos años se realiza la trombolisis en algunos centros especializados, que disuelve el trombo y consigue la restauración de las funciones neurológicas perdidas durante el ictus.

En el caso de los ictus hemorrágicos, es posible que el paciente requiera de una angiografía intervencionista o un cateterismo para reparar la arteria dañada mediante la colocación de stents, u otros dispositivos.

Es frecuente que, tras algunos ictus importantes, el paciente deba acudir a rehabilitación, en especial si ha llegado a producirse el infarto de alguna región del cerebro, ya que hay que conseguir en la medida de lo posible que otra área del cerebro pase a controlar las funciones que antes controlaba la zona afectada.

Generalmente, la rehabilitación debe comenzar en cuanto el paciente está estable.

Tras un ictus debe iniciarse la rehabilitación tan pronto como el estado físico del paciente lo permita. En caso de parálisis, la gimnasia terapéutica y el entrenamiento muscular ocupan el primer plano; mientras que los pacientes con trastornos del habla pueden aprender a hablar de nuevo con la asistencia de un logopeda.

Médicos, neurólogos, fisioterapeutas, rehabilitadores, logopedas y personal de enfermería forman el equipo multidisciplinar que intentará ayudar al paciente a recuperar las funciones alteradas o restablecer las funciones perdidas.