Eficacia de la acupuntura en el tratamiento de la psoriasis

La psoriasis es una enfermedad inflamatoria crónica de la piel que se caracteriza por la aparición de lesiones rojizas escamosas preferentemente en codos, rodillas y cuero cabelludo, y que tiene la posibilidad de afectar a uñas y articulaciones. No es una enfermedad contagiosa ni hereditaria, y, aunque existe predisposición genética en las personas que la padecen, suelen estar involucrados además otros factores desencadenantes.

Estudios recientes han demostrado que el tratamiento con acupuntura mejora la intensidad de las lesiones asociadas y disminuye la intensidad de los síntomas y la frecuencia de los brotes.

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La psoriasis tiene su origen en una disfunción del sistema inmune, y puede aparecer en cualquier parte del cuerpo, manifestándose en brotes con periodos de mejoría y de remisión o empeoramiento, pero la enfermedad se desarrolla de una manera particular en cada paciente. En ocasiones, puede llegar a durar toda la vida.

Aunque no conlleva un riesgo vital, esta enfermedad tiene repercusiones significativas en el ámbito físico, emocional, sexual, laboral y económico del paciente, y disminuye de forma relevante su calidad de vida. La principal lesión de la psoriasis son las placas o manchas rojas cubiertas de escamas blanquecinas de grosor variable, formadas por los queratinocitos que se acumulan en la piel.  El tamaño y la forma de las placas varían en función del paciente e, incluso, en el mismo paciente: pueden ser de pocos milímetros o llegar a cubrir zonas corporales extensas.

Estas placas, que pueden producir picor o dolor, suelen aparecer en codos, antebrazos, rodillas, la parte baja de la espalda, la cara, las palmas de las manos y las plantas de los pies, aunque depende de cada paciente y del tipo de psoriasis que padezca.

Solo excepcionalmente la psoriasis se cura de manera permanente, lo habitual es que sea recurrente y crónica. El tratamiento, enfocado al control de los síntomas y la prevención de infecciones secundarias, depende de factores como la gravedad de la enfermedad, el tamaño de las placas, el tipo de psoriasis y la reacción del paciente ante ciertos tratamientos.

Los tratamientos más habituales suelen ser tópicos en forma de lociones, ungüentos, cremas y champús. Se utilizan sobre todo corticoides tópicos, sustancias derivadas de la vitamina D, retinoides tópicos, breas y alquitranes, ácido salicílico y urea. Su objetivo es reducir la inflamación y el reemplazo celular, reducir la actividad del sistema inmunitario, descamar la piel y destapar los poros y suavizar la piel.

Asimismo, es utilizada la fototerapia, mediante el uso de radiación ultravioleta B (UVB) ó el tratamiento con PUVA que consiste en la administración de un medicamento fotoactivo (psoraleno) por vía oral, y la exposición posterior a radiación ultravioleta A (UVA), con el objetivo de frenar la multiplicación celular tanto de las células de la epidermis, como de su sistema inmunológico.

En casos graves de psoriasis, se suelen utilizar medicamentos como retinoides sistémicos o inmunosupresores.